¿QUÉ ES EL ZEN?

El zen es zazen, sentarse en la justa postura en un actitud de observación interior. Es una puerta abierta a la paz del espíritu y la libertad

«Como una flor de tornasolados colores pero sin perfume,
Las bellas palabras no dan fruto si no se ponen en práctica
Como una flor de tornasolados colores y delicado perfume,
Las bellas palabras dan fruto cuando se ponen en práctica.

Dhammapada. Antología de las enseñanzas del Buda

LA VÍA DEL BUDA

El zen para unos es una filosofía, una forma de pensamiento, para otros es una religión de Asia. El zen no es un razonamiento ni una teoría, ni una idea. No es ni austeridad ni mortificación. No es un conocimiento que se deba comprender intelectualmente, es solo una práctica. Esta práctica es zazen, sentarse en la justa postura en una actitud de observación interior. Es una puerta abierta a la paz del espíritu y a la libertad.

En realidad es como el agua de una fuente que brota siempre fresca, siempre renovada.

El zen es solo la práctica de zazen.

«Estudiar la Vía de Buda es estudiarse a sí mismo.
Estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí mismo.
Olvidarse de sí mismo es que los innumerables dharmas te iluminen.
Que los innumerables dharmas te iluminen es abandonar cuerpo y mente, propio y de los otros.»

Maestro Dogen. S. XIII.

Postura de meditación Kodo Sawaki

ZAZEN

Sentado en un cojín grueso (zafu), con las piernas cruzadas en la postura del loto o del medio loto. Las rodillas fuertemente apoyadas en el suelo. La pelvis ligeramente basculada hacia delante. La columna vertebral bien estirada, empujando el cielo con la coronilla y la tierra con el coxis. La nuca estirada, la barbilla recogida, los hombros relajados, los brazos relajados y los codos ligeramente separados del cuerpo. La mano derecha colocada sobre el pie izquierdo, la mano izquierda sobre la mano derecha, las palmas hacia el cielo. El canto de las manos apoyado en el abdomen, unos centímetros por debajo del ombligo. Los pulgares de ambas manos en la prolongación uno de otro, formando una línea horizontal. Los ojos entreabiertos, sin mirar nada en concreto. La boca cerrada, sin apretar los dientes. La punta de la lengua colocada en el paladar, detrás de los dientes de arriba.

En esta postura inmóvil, estable, tranquila, dejar que la respiración se haga por si sola.

«En diez pies cuadrados un viejo ilumina las formas y su esencia.»

Maestro Sekito Kisen. S. XIII.

LA RESPIRACIÓN

«Nuestra espiración es la de todo el universo.
Nuestra inspiración es la de todo el universo.

En cada instante actualizamos la gran obra ilimitada.
»

Maestro Kodo Sawaki. S. XX

Cuando damos nuestros primeros pasos en la práctica de zazen, nos hemos de concentrar en la postura, estando atentos a cada uno de los puntos importantes y dejando que la respiración lleve su ritmo, sin fijarnos especialmente en ella.

Solo cuando la postura se ha integrado y puede mantenerse correctamente, podemos empezar a insistir en la respiración.

La respiración ha de ser imperceptible y silenciosa, llevando un ritmo lento y natural.

La inspiración rápida y decidida.

La espiración lenta, profunda y poderosa, dejando salir el aire lentamente por las fosas nasales mientras que la fuerza de la espiración desciende hacia el vientre, apoyándose sobre la masa abdominal y ejerciendo un masaje en los órganos internos que ayude al desarrollo de gran energía.

La respiración profunda, lenta, tranquila y potente barre las complicaciones mentales; la mente se vuelve clara, como un cielo despejado y sin nubes.

LA ACTITUD DE LA MENTE

Concentración y observación

«…los bodhisattvas, grandes sers, deberían cultivar un espíritu limpio; un espíritu (una mente) que no se agarra a nada, un espíritu que no se apoya en ninguna forma; que no se apoya en los sonidos ni en los olores ni en los sabores, ni en lo tangible, ni en los fenómenos mentales»

Sutra del Diamante.

La actitud de la mente justa surge de la concentración en una postura estable y una respiración tranquila.

Cuando uno empieza la práctica de zazen, la mente es como un torbellino, los pensamientos se suceden sin dejar espacio; pasamos de deseos a miedos, de recuerdos a proyectos, de sensaciones a emociones, sin cesar.

La actitud justa durante zazen es ‘dejar pasar’, no agarrarse a nada por importante que parezca, no rechazar nada por horrible que lo consideremos. Sea cual sea la forma que se manifiesta, sin juzgarla, sin negarla, sin alimentarla, la observamos y la dejamos pasar.

Gracias a la práctica de zazen podemos comprender que los pensamientos son solo vacío, que no tienen sustancia real, que van y vienen como sombras ante un espejo.

Desde la concentración en la postura y a través de la observación del fluir de los pensamientos, nuestro espíritu se calma y nos acercamos a hishiryo: pensar desde lo más profundo del no-pensamiento.

KINHIN

«Avanzar como el tigre cuando penetra en la selva o cmo el dragón cuando se adentra en el mar. El apoyo del pie es firme y silencioso, como el paso de un ladrón»

Maestro Taisen Deshimaru. S. XX

De pie, con los pies paralelos ligeramente separados uno de otro. El cuerpo erguido, la barbilla recogida, la nuca estirada como durante zazen.

El pulgar de la mano izquierda encerrado en los otros dedos y su base apoyada en el hueco que dejan las primeras costillas flotantes. La mano derecha envuelve a la mano izquierda, las muñecas ligeramente flexionadas. Los antebrazos paralelos al suelo, los hombros relajados, la mirada oblicua (a 45 grados) posada en el suelo.

Se trata de avanzar al ritmo de la propia respiración con la atención puesta en cada punto de la postura y en la espiración.

Avanzamos con la inspiración, dando un paso cortito, rápido y decidido. Durante toda la espiración nos quedamos inmóviles, apoyando fuertemente en el suelo la raíz del dedo pulgar del pie que está adelantado y haciendo una ligera presión de una mano contra otra y de ambas contra el plexo solar.

LA CEREMONIA

«La belleza natural del cuerpo es el reflejo del espíritu entrenado en la concentración de cada gesto.»

Maestro Taisen Deshimaru. S. XX

La práctica de zazen es en inmovilidad, silenciosa, interiorizada. Es la esencia de la concentración y de la observación.

Al final del zazen, nos volvemos y juntos llevamos a cabo una pequeña ceremonia que es continuación de zazen.

Se trata de mantener la actitud de concentración en cada gesto, en cada palabra y, al mismo tiempo, armonizarnos con los movimientos y las voces de los demás. Por eso juntos ofrecemos incienso, nos prosternamos en sanpai y recitamos sutras.

Budismo zen y meditación en Vitoria-Gasteiz

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Dojo zen de Vitoria-Gasteiz

"Cuando el espíritu no se detiene en nada, aparece el verdadero espíritu."

Sutra del diamante

Zen Vitoria-Gasteiz

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